(¿y acaso el ultimo post de este blog?)
Aunque sea una frase bastante trillada nunca pierde su vigencia: “más vale tarde que nunca”. Hoy veía mi viejo sombrero roto y sucio, que representaba el último vestigio del Carnaval, y me volvió a recordar que hace muchos días tenía la tarea de limpiarlo. Con una brocha empecé a retirar la maizena que se aferraba a sus fibras como negándose a desaparecer, justo como un recuerdo que no quiere ser olvidado, pero que con el tiempo se vuelve más difuso y pierde su vigencia. Durante esa tarea recordé también que tenia que escribir este post y que era tan necesario hacerlo para darle vigencia a esos recuerdos.
Este Carnaval será uno de los más recordados por mí, porque hasta la fecha ha sido también el que más he esperado: tres años, dos carnavales ausente, cada uno recordado con nostalgia y alegría pero igualmente celebrados; el primero por las calles de Barcelona y el segundo en una cosmopolita fiesta carnavalera en Suecia.
(párrafos escritos el 29 de febrero)
Cada vez que pensaba en este Carnaval me imaginaba bailando por la Via 40 con algún disfraz, y aunque en su momento me llegué a ver de Garabato, Cumbiambero y hasta de Arlequín, termine bailando como Monocuco, y de la manera más improvisada posible; el mismo sábado cuando estaba a punto de irme a la Via 40 a observar la Batalla de Flores como espectador fue invitado por Turín a bailar como Monocuco. Así fue mi regreso al Carnaval, entrando por la puerta grande del cumbiodromo, y recorriéndolo de punta a punta con un garrafón de aguardiente en mi mano.
Este también ha sido el único carnaval en el que he salido todos los días, contando desde el viernes, y reiterando que muchos consideramos que el Carnaval si empieza el viernes y desvirtuando la teoría de que se acaba el domingo o lunes. La calle mi más común escenario y con un bajo perfil me gocé el carnaval sin pagar costosas boletas de bailes de carnaval ni gastar en comprar trajes en carísimas comparsas. Fiestas de casa, festival de cerveza, festival de orquestas, la calle y cualquier lugar que permitiera el desorden y la maizena fueron mis escenarios. Fue y será un carnaval para recordar, un carnaval que vuelve y confirma porque vale la pena esperar 361 días, o más si fuere el caso.
Este Carnaval será uno de los más recordados por mí, porque hasta la fecha ha sido también el que más he esperado: tres años, dos carnavales ausente, cada uno recordado con nostalgia y alegría pero igualmente celebrados; el primero por las calles de Barcelona y el segundo en una cosmopolita fiesta carnavalera en Suecia.
(párrafos escritos el 29 de febrero)
Cada vez que pensaba en este Carnaval me imaginaba bailando por la Via 40 con algún disfraz, y aunque en su momento me llegué a ver de Garabato, Cumbiambero y hasta de Arlequín, termine bailando como Monocuco, y de la manera más improvisada posible; el mismo sábado cuando estaba a punto de irme a la Via 40 a observar la Batalla de Flores como espectador fue invitado por Turín a bailar como Monocuco. Así fue mi regreso al Carnaval, entrando por la puerta grande del cumbiodromo, y recorriéndolo de punta a punta con un garrafón de aguardiente en mi mano.
Este también ha sido el único carnaval en el que he salido todos los días, contando desde el viernes, y reiterando que muchos consideramos que el Carnaval si empieza el viernes y desvirtuando la teoría de que se acaba el domingo o lunes. La calle mi más común escenario y con un bajo perfil me gocé el carnaval sin pagar costosas boletas de bailes de carnaval ni gastar en comprar trajes en carísimas comparsas. Fiestas de casa, festival de cerveza, festival de orquestas, la calle y cualquier lugar que permitiera el desorden y la maizena fueron mis escenarios. Fue y será un carnaval para recordar, un carnaval que vuelve y confirma porque vale la pena esperar 361 días, o más si fuere el caso.
No puedo creer que pasara tiempo para escribir este post; desde que termino el carnaval estaba por escribirlo, empecé el 29feb y termine 11mar.
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