Este miércoles 25 tuve mi primera cita con la F1 en las prácticas libres del circuito de Catalunya en Montmeló. Fué una jornada agotadora gracias a la largísima caminata pero valió la pena. Al principio todo marchaba bien, salgo hacia Montmeló -un pueblo cerca de Barcelona- con las indicaciones y el mapa obtenido en Internet el día anterior, llego en tren a eso de las diez, y empieza la caminata; veinte minutos de marcha y el estruendo de los vehículos me dice que voy por buen camino aunque el circuito no se divisa; un rato más, y allí esta el imponente circuito de Catalonya. Luego a buscar la entrada que nunca ví, no hubo más que hacer lo que algunos otros hicieron, saltar la malla que aisla el circuito. Estando ya cerca de la entrada se acerca una camioneta de vigilancia, y el hombre que se baja de ella, conciente de que nos habíamos saltado, pregunta: “a donde van?”...algo de silencio, y después de dar la respuesta única a la pregunta obvia, el vigilante nos señala la falta cometida, pero, sin más argumentos para justificar que la imprecisión de la información disponible, el hombre termino, dándonos algunas indicaciones generales y enseñándonos la entrada.
Luego, el turno fué para la emoción y la velocidad de la F1. En realidad ignoro los resultados de estas prácticas, solo disfruté del estrupicio y la velocidad de los carros, y del libre recorrido por la mayoría de las graderías y alrededores de la pista.
Lo que puedo decir es que el monoplaza de Montoya no sonaba muy bien, y los continuos movimientos en la zona de pits revelaban que el coche estaba lejos de su mejor “performance”.
Otra apunte: si la escudería Mercedes se propusó encontrar el color más feo para un carro, lo ha conseguido con creces.
Las imágenes en en el link FOTO ALBUM ubicado a la derecha (incluida la foto con Michael Shumacher).
"En adelanto van esos lugares
ya tienen su diosa coronada" Leandro Diaz
Este miércoles 25 tuve mi primera cita con la F1 en las prácticas libres del circuito de Catalunya en Montmeló. Fué una jornada agotadora gracias a la largísima caminata pero valió la pena. Al principio todo marchaba bien, salgo hacia Montmeló -un pueblo cerca de Barcelona- con las indicaciones y el mapa obtenido en Internet el día anterior, llego en tren a eso de las diez, y empieza la caminata; veinte minutos de marcha y el estruendo de los vehículos me dice que voy por buen camino aunque el circuito no se divisa; un rato más, y allí esta el imponente circuito de Catalonya. Luego a buscar la entrada que nunca ví, no hubo más que hacer lo que algunos otros hicieron, saltar la malla que aisla el circuito. Estando ya cerca de la entrada se acerca una camioneta de vigilancia, y el hombre que se baja de ella, conciente de que nos habíamos saltado, pregunta: “a donde van?”...algo de silencio, y después de dar la respuesta única a la pregunta obvia, el vigilante nos señala la falta cometida, pero, sin más argumentos para justificar que la imprecisión de la información disponible, el hombre termino, dándonos algunas indicaciones generales y enseñándonos la entrada.
