Wednesday, November 28, 2012

¿Barranquilla sin su Salsa?


Hace ocho días, en la segunda edición del Festival MushaiSalsa, estuve en una tertulia sobre el origen y situación actual de la Salsa en Colombia, con la participación de un expositor Barranquillero y uno Guajiro. Me llamaba la atención que el expositor de la Guajira empezó su participación leyendo un articulo de su autoría en donde trataba de aclarar el debate si Riohacha es ciudad salsera o vallenata.

Bueno, para cualquier lector desprevenido, el debate casi carecería de sentido; naturalmente identificamos esta tierra con la música de acordeón. Sin embargo, el articulo nació como respuesta a un debate en la misma Riohacha sobre la importancia de los Festivales Del Bolero y Francisco El Hombre, ambos celebrados en esta ciudad. Que a propósito, he estado dos veces en El Festival del Bolero con el show principal de las leyendas de la Salsa Andy Montañez e Ismael Miranda.

Sin seguir dando vueltas, el contenido del dichoso articulo, que a su vez hablaba de los orígenes de la Salsa en Colombia, nos recuerda que Riohacha es una ciudad del Caribe, una ciudad que vive de frente al mar, y que en los años 30 y 40 era habitada por comerciantes y navegantes que se movían por todo El Caribe. Así que la influencia de la música estaba presente. Trio Matamoros, Benny More, Cuarteto Patria, entre otros, eran los ritmos predominantes en Riohacha para la época. Con el transcurrir de tiempo, ya lo sabemos, surgió el vallenato como música propia, y rápidamente fue desplazando a los ritmos antillanos, sobre todo entre la juventud, que rápidamente acoge las nuevas tendencias.

Esta reflexión me ha llevado a tratar de imaginar, tal vez sin razón, una analogía entre Riohacha y otras ciudades del Caribe como Barranquilla en sus preferencias musicales. Lo que yo mismo me negaría a creer, no carece totalmente de sentido si pensamos que hasta hace unos 20 o 30 años en Barranquilla primaba la convicción de que si ponías un vallenato en el tocadiscos se dañaba la aguja. Convicción que ya ha perdido vigencia aún si existieran los tocadiscos. Con la llegada de guajiros a Barranquilla, y también de habitantes de otras Provincias, el vallenato empezó a cobrar vigor, y no solo entre ellos sino entre Barranquilleros o "nuevos Barranquilleros".

Entre los Barranquilleros más tradicionales como los de la generación de mi papa, o la mía todavía (eso sí, con menor unanimidad), no hay duda de que la Salsa manda, pero en las posteriores ya no es tan así. Ya no es difícil ver amplios sectores que prefieran el vallenato, o que éste suene tanto o más en la radio como la Salsa. Es un fenómeno creciente e influenciado por varios aspectos, como la proliferación de música y artistas vallenatos locales que se han convertido casi en un "fenomeno pop" que mueve masas, mientras que la Salsa se sigue alejando de su época dorada, y extraña el resurgir de nuevos interpretes que reivindiquen la vigencia de este ritmo. Y sobretodo en Barranquilla, ciudad criticada entre muchos salseros porque esta "estancada" en la Salsa de los 70-80s, mientras ciudades como Cali, y para sorpresa, Bogota, siguen abriendo a sus oídos a nuevas propuestas salseras.

Yo lo tengo claro, para mi es y será la Salsa mi ritmo, pero cuando veo en un concierto a alguien durmiéndose en una silla mientras toca la Sonora Ponceña, y después brincando en un solo pie con Silvestre, se que el panorama no esta claro.