Thursday, October 26, 2006

Arepas Bajo Cero


- Pon la cámara web –dijo mi papá
- Son casi las cuatro –le dije- mejor otro día
- Que hay de nuevo?
- Ya estamos bajo cero y ayer nevó un poco, ahora les envió unas fotos.
Así en medio del sueño seguí hablando con mi mamá, cuando de repente le pregunte como se hacen las arepas, y ella me lo explico. Al cabo de un rato me acosté.

Domingo a las dos de la tarde, hora de levantarse. Tenía hambre y no sabia que hacer, tampoco había mucho en la nevera. Recordé que tenía Harina Pan pero nunca había hecho arepas. Que curioso, toda mi vida comiendo arepas, desde que tengo memoria: recuerdo cuando mi abuela me hacía arepas en forma de letras, cuando mi mamá me decía que parecía cachaco por tanto comer arepa y cuando mis amigos de Galarcio me mamaban gallo con las arepas. Pero nunca las había hecho, era el momento entonces. Al principio estaba dudoso, pensé que se podían desboronar en pleno sartén. Pero seguí las instrucciones de mi mamá, y empecé a recordar como las hacía ella, mi abuela, mi tía, y empecé a tomarme confianza poco a poco, así fui avanzando y salio la primera, después la segunda, y otra, y otras más. Fue el primer intento y el resultado no estuvo nada malo, se ven bien en la foto, ¿no?

Este post es decicado a la Arepa Colombiana, considerada símbolo nacional:
“…en Colombia hay 75 formas diferentes de prepararla. Esto la convierte en un símbolo de unidad gastronómica” Tomado de AQUI

Sunday, October 15, 2006

A Night for Latin Dancers in Lulea


Since Carlos and I arrived to Lulea we had the idea of doing a Latin party; however we weren’t very sure if there were so much people interested. So we started talking about a Latin Party without knowing when and where, and many people seemed to be very interested, then we knew we should do the party. Rumours started spreading and becoming stronger with each passing day, and people were asking us: “When the hell is going to be the Latin Party?”. So, we chose the day and asked Miky for booking the sauna. By the way, thanks to him and Silvia for booking the Sauna, and Anna for their support also.
The night for Salsa and Merengue had come to Lulea, and Guillermo and me were there, opening the place and playing the music. Then, dancers were appearing. At the beginning people were so shy to dance, but Carlos shouted “Ok, let’s start, and remember the first lesson: when you start dancing salsa you don’t finish until party is over”, people stood up and dance started. It was surprising for me; there were a lot of people willing to dance and show their skills. With the passing minutes a lot of people was appearing, Polish people, Swedish people, French people, German people, well everybody, and Spanish people of course. So, stop reading and see the pictures HERE and THERE and draw your own opinion.

Saturday, October 14, 2006

memorias del primer año / entrega cuatro


Cuando decía que me iba a Barcelona algunos hasta sentían un poco de envidia, sobretodo los que habían estado antes y sabían lo bueno que es la fiesta y la vida allí. Pero a todos les decía lo mismo: “tengo que hacer algunos tramites y estaré ocupado”. Hacia un mes había dejado Barcelona después de vivir allí por once meses. Ahora tenía casi un mes de estar en Lulea y debía ir a Barcelona por una semana para algunos trámites legales; pero que bueno que coincidía con la fiesta de la Merce, sería la segunda vez para mí. Aunque ésta fue muy diferente; para empezar asumí un papel activo bailando como marimonda con el grupo de Barranquilla; y por otra parte fue una Merce lluviosa con muchos espectáculos cancelados, en la que en un día como sábado más bien preferimos, con Mauricio, Alejandro y la gente del grupo de Barranquilla, evitar la calle e irnos al café noir…
También aproveche éste viaje de ida a España para pasar dos días en Estocolomo visitando a Robert, un amigo sueco que conocí en Barcelona, y que allí en su ciudad parecía más Sueco que de costumbre. El primer día, cuando llegue a su casa, me dijo: “daremos un paseo por los alrededores, tenemos una hora; y cuando lleguemos tomaremos una copa con mis padres”. El programa se cumplió casi a cabalidad. “Ahora daremos una vuelta por la ciudad”, me dijo. Me explico que visitaríamos el City Hall, el Palacio Real, el centro histórico, y otros lugares cuyos nombres no recuerdo. De pronto dijo: “vamos, tenemos tres minutos para tomar el bus, y no debemos retrasarnos, recuerda que debemos estar de regreso antes de las ocho para cenar con mi madre”.

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Tuesday, October 10, 2006

memorias del primer año / entrega tres


“Vas solo?”, me dijo. Naturalmente lo estaba, y ella también, pero aún así le dije: “sí, y tu?”. “También”, respondió. Entonces me senté a su lado y compartimos más de tres horas de viaje en el avión que iba de Barcelona a Estocolmo. Ella iba allí de vacaciones. Yo había estado una semana en Barcelona y ahora regresaba a Lulea haciendo escala en Estocolmo. Entre las muchas cosas que hablamos le conté como y porque había llegado a Europa. Entonces volví a recordar muy bien el día en que mi papá me dijo: “el taxi llego, vamos”. Mi mamá y mi hermana estaban listas, yo también, pero quería pasar unos minutos más en casa. Cualquiera puede pensar que da igual diez minutos más o menos después de haber vivido más de veinticuatro años allí, pero para mi no, serían los últimos en mucho tiempo, así que me los tome…
Llegamos al aeropuerto de Cartagena después de viajar dos horas por una carretera paralela a un océano que en unas horas yo atravesaría. La cuenta regresiva había empezado hace mucho, y ya estaba en el lugar de una cita en el día en que quizás una parte de mí quería ignorar que llegaría. La sala de espera de ese aeropuerto y las decenas de viajeros que iban y venían fueron los testigos de esos últimos momentos con mi familia. Allí nos hablamos, nos reímos, y recordamos gratos momentos hasta que llegara la hora de despedirnos. Allí también me liberaba de mis últimas pertenencias personales: mis llaves, mi teléfono, mi dinero, y una parte de mí que también se quedaba. Pero también otra de ellos me llevaba en un beso de mi hermana, en un abrazo de mi padre, en una bendición de mi madre, y me daban el ánimo suficiente para cruzar la puerta de un destino que apenas empezaba.

Wednesday, October 04, 2006

memorias del primer año / entrega dos


Música, baile, estrupicio, alboroto, gente por doquier, eso y más inundaban las calles. No estaba en el Carnaval de Barranquilla, estaba en la fiesta de la Merce en Barcelona. Y aunque fuera distinta la música, los colores y la gente, para mí el espíritu era casi el mismo, la misma esencia. Entonces me acordaba del Carnaval de Curramba, y con tan solo unos días en España conocía su espíritu fiestero. Había llegado a Barcelona hacia siete días en un viaje de casi veinticuatro horas con una escala en Madrid incluida. Esos siete días en Barcelona fueron muy agitados; el semestre había iniciado una semana antes de mi llegada, así que con las clases, los trámites legales, la búsqueda de una vivienda, en fin, tuve mucho por hacer. El primer fin de semana en Barcelona merecía diversión, y que mejor oportunidad que la Merce. Lo mismo pensaban Carlos, Marina y Andrea, mis compañeros del master y desde entonces de fiestas también; bueno, a Carlos ya lo conocía desde Barranquilla. Viernes, sábado y domingo fueron días de fiesta; para empezar, el viernes nos topamos en plaza Catalunya con un, para nosotros, “tal Melendi” y otro tal “Coti”, además de desfiles por la calle, conciertos en el Forum y en las plazas, correfocs y mucha fiesta durante ese y los otros días. Todo sin imaginar que un año después yo volvería a las fiestas de la Merce, no como espectador sino como protagonista. Pero bueno, después de esos días de la primera Merce en Barcelona la fiesta terminaba, los trámites y las diligencias iniciales también, y la vida en Barcelona empezaba a ser más normal, casi tan normal como en Barranquilla.